domingo, 20 de diciembre de 2015

Sé que te olvidé porque ya no quiero volver a ninguna parte,
porque estoy bien donde estoy,
aunque tú no lo sepas,
aunque no te importe,
soy la persona más feliz que he sido hasta ahora,
seguro que algo más triste que la de mañana.

Sé que no estoy enamorada de ti porque ahora mis hijos me sonríen
a mi
y ya no tienen tus ojos, ni tus labios,
ni me preguntan en sueños,
dónde estás,
porque ya no te echamos de menos.

Se que ya no te necesito,
porque formas parte de algo que fui
y no de lo que quiero ser.
Porque ya no te menciono en las conversaciones,
porque no me duelen las fotos, ni los recuerdos.

Se que te olvidé
porque he olvidado todo el daño que nos hicimos,
las palabras que nos clavamos hasta el fondo,
los desgarros
y los orgasmos
también.

Se que te he olvidado porque ya no me siento sola,
porque se cómo quiero
y cómo merezco que me quieran.

Y no me pone triste haberte olvidado
porque yo,
no te olvidaré jamás.

jueves, 17 de diciembre de 2015

I



Tengo un invierno para ti,
noches de enero llenas de mantas y películas,
de nosotros felices, de tu risa en mi habitación,
de tus sueños en mi cama.
Te hablaré de aquella vez que deje en un papel en blanco
mis (Co-)razones
para querer a alguien que solo me quiere
cuando tiene miedo.
También de aquella chica, de mis dieciséis años. 
De cuando tuve miedo a que no llegases nunca.
Del daño que me hicieron,
de cuando quise
hacérmelo.
Te hablaré de mis sueños,
de cuando soñé con la sonrisa de Roma
y supe que nunca más sabría sentirme sola.
De los hombres que durmieron a mi lado
y del frio que dejaron en camas de las que no quiero acordarme.
Tengo un invierno
y mil primaveras para explicarte cómo fue el abril que me robaron,
las esperanzas que posé en otras bocas,
el por qué de todas las veces que fracasé.
Te quiero
enseñar cómo me hice a mí misma,
cómo me atrincheré entre los escombros,
cómo floté en mis propios estanques
y cómo aprendí a no esperar nada ni a nadie.
Ya sé que no tomas café,
que a veces tienes miedo,
que te hace reír mi aversión a la gente y a las multitudes.
Pero
quiero que me conozcas como yo lo estoy haciendo.
Quiero enseñarte mis miedos, mis poemas y
mis ganas de vivir.
Quiero que haya una butaca con tu nombre en todas las funciones
y que ames a todas y cada una de las mujeres que seré.
Me gustaría reconocerme en tu sonrisa,
que captures mis silencios y mis vacios en las fotos que no borras nunca,
que el mundo entienda por qué no me quedé cuando me vean pasear contigo.
Porque no sé en qué momento doblé la esquina que me trajo hasta ti;
pero no daría ni un paso atrás
por verte sonreír
solo
un poquito 
más.

jueves, 26 de febrero de 2015

Buenos dias

Quiero recordarte en la cocina, tus piernas cruzadas, tu taza de café en la mano, tu sonrisa, tus ojos cerrados, el sol en tu cara.
Esta cocina y el mundo
que se han puesto de acuerdo para girar conmigo entorno a ti.

Que el amor era esto y la vida también, sin saldos ni esperas, ni después de los despueses.

Quiero recordarte así en la cocina, tus piernas cruzadas, tus ojos cerrados, tu risa infinita, tu olor a café,

tu ahora y mi aquí diciendo sí con la cabeza al compás que baila la arena de tus playas.

sábado, 27 de diciembre de 2014

El día que escuché hablar a las paredes

Lo que fuí vs Lo que soy
                         vs Lo que seré
                                       VS Lo que no quiero
                                                         ser


Sinónimos. Puntos de vista. Juegos de palabras. Claroscuro.
Mirar atrás o no saber ver qué hay delante.
Demasiados círculos para tanta esquina.
Evolución - Genocidio -  Supervivencia. Juegos de Palabras, sinónimos.
Normas. Leyes. Moral. Esquinas y puertas en el campo.
Satélites, amarres, anclas
alas sin plumas,
Verdades embotelladas
Botellas arrojadas al mar.
Azul
Oscuro
Luz
Útero - Madre
Tierra. Polvo. Semilla.
Estrella. Luz

viernes, 17 de octubre de 2014

Nos vemos en la cima

Conocí a Lucas Trapaza hace algunos años. No tantos como él ya permanecerá conmigo.

Conocí a Lucas en diciembre de 2008, en Granada, yo tenía ganas y dudas, como siempre, él vino a contagiarnos de magia, de sonrisas, vino a enseñarnos el color que tenía nuestra nariz, vino para no irse nunca más.
Lucas me enseñó un idioma diferente, Lucas me invitó a mirar con los ojos de un niño, a vivir el teatro y la vida, -y que valga la redundancia- en toda su expresión, Lucas me hizo adepta a una religión, a su religión, a la religión de la sonrisa.
Compartí mi torpeza y mis miedos con Lucas, me dió la mano, le dio la vuelta al mundo, me animó y me ayudó a subir montañas. Lucas me arrancó el "no sé" y me enseñó a decir "Yo soy"
Recuerdo. Sé que la mirada de Lucas sabía abrazar y que cuando te abrazaba cerraba los ojos.
Hoy yo cierro los ojos y veo su sonrisa.
Me duele el alma, la vida y la nariz.

En 2008 Lucas me hizo un regalo (muchos en realidad) y nos hicimos una promesa. Un clown siempre cumple una promesa.


Gracias, maestro. Gracias, compañero. Gracias, amigo, seguimos caminando.

...Nos vemos en la cima.


miércoles, 15 de octubre de 2014

La tormenta o el naufragio

Podría preparar comida para uno, dormir cuando tu olor también se despida de mis sabanas.

Podría dejar de soñar contigo.

Podría saltar por la ventana o drogarme hasta no sentir nada.
 
Podría no echarte en falta o rellenar tus huecos en los estanques de cualquiera.

Podría abrir puertas, reclamar nuestros besos o deshacer en mi cama tus maletas.

Podría parar el tiempo, destruir los calendarios, aprender a contar, contigo, desde cero.

Podría besarte cada tres segundos o morirme si la próxima palabra que salga de tu boca no me nombra.

Podría perderme dónde solo tú podrías encontrarme.

Podría volver a respirar.

Podría acostumbrarme a esta puta calma.


 
Podría; pero no puedo. 

viernes, 22 de agosto de 2014

-me

La octava noche que pasamos juntos prometimos no querernos; nunca he amado tanto a alguien.
Ni a mi misma.
Éramos dos gatos callejeros heridos y hambrientos. Nos conocimos en un momento en el que nuestros respectivos sexos se mojaban en salivas ajenas. La octava noche dejamos de ser los desconocidos de siete noches atrás que intercambiaban rugidos, mordiscos, sangre y sudor cómplices de nadie.
Fue "mientras tanto" el pasillo más largo que atravesamos jamás, fue "mientras tanto" quién alimento nuestra sed.
Ajenos a cualquier alrededor nuestro ojos se cruzaban e imaginábamos el recital de rugidos, mordiscos, sangre y sudor que no tardaría en llegar.
Él hablaba de biología, de causa-efecto, de filosofía.
Cada palabra que sus labios modulaban era una nueva embestida siempre en mi primer y único sueño de aquellas calurosas noches de enero.
Su voz en cualquier formato es un orgasmo; sus orgasmos obligan a revisar la definición del término milagro.

Aún no he conseguido dejar de temblar
ante sus ojos
o entre sus brazos.