sábado, 27 de octubre de 2012

Venía a este bar y se sentaba en esta misma mesa a escribir sobre la temperatura del café y su inconsistencia.
Pensaba que la vida era eso, calentura e inconsistencia.

Cuando el café se enfría pierde aroma, pierde gusto, pierde fuerza.

Ella sospechaba que el amor era como las tazas de café: frágiles, calientes, intensas... Así que tomó una determinación, a partir de entonces, el café contigo y amor caliente.


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