miércoles, 1 de mayo de 2013

I

Hoy, que parece más domingo que algunas vísperas de resaca, te echo de menos. A ti, que aún no has llegado.

Con esto no te estoy pidiendo que vengas, me estoy acostumbrando a dormir sola y creo que me gusta, cada vez controlo mejor lo de las cantidades y para dos y de domingo ya solo me salen los bizcochos; pero tranquilo, tengo con quien compartirlos. Estoy disfrutando de la primavera para sonreírte a ti y al mundo cuando tú te rías de ella y la dejes a la altura de un lunes cualquiera.
No tengo prisa porque vengas, aún tengo muchas cosas que aprender de mi para enseñarte.
La poesía, ella si quiere encontrarte y te lo digo, porque últimamente me deja de lado y no tengo prisa de verdad, pero hoy, que parece más domingo que cualquier día de lluvia, me gustaría que estuvieses aquí precisamente por eso, porque aunque no te necesito, me gustaría contarle al mundo que no tienen ni puta de idea del amor porque aún no te han mirado a los ojos, porque no se han corrido en tu boca, porque nunca van a saber lo que es hacerse mayor a tu lado.
Hoy, que parece más domingo que un viaje de vuelta, me apetece escribirte y que lo sepas, hablarte de utopías y de que eres la prueba irrefutable de que existen los milagros, y el cielo y el infierno y hasta la magia sin trucos, todo en uno, todo en ti.
Me apetece sentirme pequeña y musa entre tus letras o que estudien en las curvas de mi cadera,  tu pintura y te (nos) expongan en el Prado o quien sabe... o que tus canciones hablen  de nuestras primeras miradas y de nuestras primeras veces, en realidad me importa una mierda a lo que te dediques pero hoy, que ya sabes que parece domingo, me apetece sentirme parte de ello y de ti y de tu mundo.
Pero no vengas todavía, que quiero seguir esperándote con estas ansias de comerte el corazón y escribir(te) tanto que los poetas y la poesía se mueran -de envidia- al vernos pasear Gran Vía  y entiendan, de una puta vez,  lo que es el amor.


PD: Ya te estoy queriendo.

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