lunes, 31 de mayo de 2010

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Escribo mejor cuando voy borracha de amor, de odio, de soledades entrecomilladas que me aíslan, resacosa de bastardos te quieros de garrafón. Que obviamente no son los tuyos, por eso ya no escribo.
Escribo mejor cuando no pienso en la letra, solo en vaciar el liquido elemento que me corre por las mejillas, lejos del papel, me cansan los tachones...
Las musas odian mi sonrisa. Son todas unas PUTAS, hadas de tan dudosa confianza, de poco palabra, de fácil olvido.
Escribo mejor con un no sé qué que qué se yo en la cabeza, un cigarro en la mano y un café caliente en la mesa.
Escribo mejor cuando no estás, cuando te vas. Es la fatídica consecuencia de tanto echarte de menos.
Si algún día te digo : "¡Vete! Déjame sola!" No me hagas caso, probablemente hable bajo efecto de alguna noche perdida entre filosofía y café. No me sueltes, pero vete, vete y vuelve al rato, llévate esta mierda de inspiración que solo escribe sandeces de gran envergadura que llenan paginas, pero no me vacían del todo.
Inspira, inspirame. Y luego exhala ese oxigeno tuyo cerca de mi boca.
Uno. Dos.
Y así sucesivamente.