viernes, 13 de agosto de 2010

la chica de ayer.


Sigo siendo la misma que era ayer.







Algo más aprendida, algo más consciente de mi misma, pero no he perdido esa sonrisa.
Me escucho más que antes, o tal vez menos. Hago oídos sordos a los fantasmas del pasado, los mismo que de vez en cuando gritan demasiado y me hacen tropezar hasta con las lineas de mis manos.
Se donde quiero ir, pero no cómo voy a llegar. Realmente en ocasiones me siento insignificante y perdida.
Cuando me caigo una voz resuena en mis ideas, en las borrosas ideas de dichas circunstancias y es lo único que veo. "Los cobardes no se llevan las medallas, no dudes que saldrás herida, algún agujero de bala, heridas de metralla, pero no puedes quedarte en el suelo a esperar que alguien venga a salvarte porque entonces, morirás desangrada." Hecho tanto de menos a mi hermano. Entre otras cosas gracias a él adoro el cine bélico.
No quiero crecer, porque creo saber lo que conlleva. No quiero perder mi tiempo en cosas que no me llenan. No tengo ni un segundo que perder de los 29200 días que me queden.
A veces tengo miedo.
Hay días que me despierto con ganas de comerme el mundo.
Y hay días que me pregunto como serían las cosas si... como serán las cosas si... Hay días que me pregunto quien soy.
No estoy anclada a mis recuerdos, pero no los suelto porque no quiero dejar de ser quien fui, quien soy.
Verdaderamente aún no sé quien soy. Sé que soy, pero también que quizás mañana sea otra persona, en otra ciudad, con otro sol.
Creo que lo llaman crecer y/o evolucionar.
Cuando no se que escribir miro al techo y las voces discuten sin permiso dentro de mi cabeza.
Me gustan los elefantes, las jirafas, el color morado y el olor a ceras de guardería.
Siempre me han gustado.
Sé que las personas son como las palabras. Hay palabras que suenan bonito pero tienen un significado horrible, eso les pasa a las personas. Al igual, me gustan las palabras raras. Y las que empiezan con "f".
Sí, sigo siendo la misma. La misma sonrisa de tonta por cualquier tontería. Eso me gusta.
Ah! Siempre quise volar. eso no iba a cambiar, está claro.

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